Literatura femenina

Carmen de Burgos
—No seas tonta, Dolores, y no te abatas así —solía decirle—. Yo comprendo que es triste que tu marido no te atienda como tú te mereces y ande por ahí con querindangas. Pero no sabes tú lo que hacen otros. Después de todo nada te falta en tu casa, y no se mete contigo. Créete que lloras sólo con un ojo.
Dolores asentía. ¿A qué quejarse? No pudiendo ser dichosa se conformaba con verse libre de las caricias de su marido. Era aquello lo que buscaba con el divorcio. Le bastaba con poseer el dominio de su cuerpo, con no tener que envilecerse en una unión sin amor; con no verse obligada a cumplir aquella obligación que las damas devotas llamaban el débito conyugal.
Era aquello la mayor monstruosidad con que emporcaba el matrimonio. Al verse libre de ella, pensaba en que verdaderamente era feliz.
(La malcasada, Carmen de Burgos)
Como muestra nuestra autora de hoy, el matrimonio es un aspecto donde  todo lo que pasa se esconde. Desde los abrazos más profundos a los más dolorosos palos, es decir, la mujer no tenía ingún tipo de derecho. Quizás hoy hablamos de ella, Carmen de Burgos, una mujer valiente  porque le plantó cara a su marido y decidió divorciarse. La palabra DIVORCIO es el pecado más grande. Desde aquí apoyo a todas las mujeres aque persigan sus derechos y a que siempre se hagan respetar y nunca se dejen pisar por nada ni nadie.







DELMIRA AGUSTINI

El arroyo

¿Te acuerdas? 
El arroyo fue la serpiente buena...
Yo muero extrañamente... 
No me mata la Vida,
¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena...
Fluía triste y triste como un llanto de ciego
cuando en las piedras grises 
donde arraiga la pena
como un inmenso lirio se levantó tu ruego.
Mi corazón, la piedra más gris y más serena,
despertó en la caricia de la corriente y luego
sintió cómo la tarde, con manos de agarena,
prendía sobre él una rosa de fuego.
Y mientras la serpiente del arroyo blandía
el veneno divino de la melancolía,
tocada de crepúsculo me abrumó tu cabeza,
la coroné de un beso fatal, en la corriente
vi pasar un cadáver de fuego... Y locamente
me derrumbó en tu abrazo profundo la tristeza

Es un poema muy interesante y bonito debido al uso de:

-Metáforas"el arroyo fue la serpiente buena" o "la piedra gris y más serena"

-Repetición de palabras: "triste y triste"

-Interrogación retórica: " ¿ Te acuerdas? El arroyo..."









VIRGINIA WOOLF


" ..Me sentaré en la temblorosa orilla del río y contemplaré los nenúfares, anchos y luminosos, que con su aguda luz de luna iluminan en haces el roble que se cierne sobre el agua. Cogeré flores. Formaré con ellas un ramo, lo tomaré en la mano y lo ofreceré, ¡oh! ¿a quién? Hay un obstáculo en el fluir de mi vida. Una profunda corriente tropieza con algo. Y ese algo se estremece. Tira. Un nudo en el centro opone resistencia. Es dolor. Es angustia.


No sé cómo pasar de un minuto a otro, de una hora a otra, resolviendo minutos y horas gracias a cierta fuerza natural, hasta que constituyan esa masa indivisible y unitaria a la que vosotros denomináis vida. No tengo rostro, soy como la espuma que se desliza sobre la playa.. "

Las Olas, 1925. Virginia Woolf. 


En este fragmento, en el que las olas toman protagonismo, ya que se desarrolla conjuntamente con el batir de estas, nos habla de como Rhoda, el personaje principal y que más se parece a ella, habla de lo que ella sentía de vez en cuando. Este sentimiento es la despersonalización. Virginia tenía extrañas experiencias en las que no sentía su cuerpo, o se sentía alejada de él y tenía que golpear los nudillos contra algo duro para volver a sentirlo.

Este fragmento, o incluso la obra entera, trata temas como el mencionado anteriormente. Suelen ser temas relacionados con pesares y visión pesimista, porque está influenciado por la condición de Virginia Woolf, que, tras la muerte de su madre, en 1895, comenzó a sufrir depresiones y trastornos de la personalidad. Estos trastornos la llevaron a acabar suicidándose.

El fragmento transmite a la perfección la sensación de pesimismo y desasosiego. Esta gran autora logra expresar con claridad sus preocupaciones y malestares en los monólogos interiores que desarrolla a lo largo de la obra.

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